Tú sin saberlo puedes ser mi sanador. Tienes en tu sonrisa e indescriptible misterio, la llave para reconstruir mis dudas y soledad. Podría automedicarme, cierto, pero lo que tu me puedes dar, amigo coincidente, me hará nueva con el cantar de tu poesía. No quiero pedirte demasiado, ni que vengas sólo porque lo ansío... creí leer en tí una intensidad que me llevó a buscar continuidades, pero sin duda uno puede ser analfabeta de los sentimientos ajenos. Enseñame, maestro, a entenderte o dame tiempo para hacerlo, interactuando. En esta pausa o pausas, cierto, puede haber presencia tuya... seguro al conocerte más sabré que estás cuando no tengo ante mis ojos un signo tuyo. Yerberito moderno, dame tu medicina.
viernes, 20 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario